Search

Crónica | Palestina ganó en Madrid: la protesta que detuvo la Vuelta 2025

Mientras lees la noticia, escucha la canción del mes:

El día en que la solidaridad rompió el guion del ciclismo

Primero de todo, le queremos dar la enhorabuena al ciclista danés Jonas Vingegaard del equipo Visma-Lease a Bike por ganar la Vuelta a España 2025 y pedirle unas pequeñas disculpas porque no pudiese tener su podium, pero un genocidio no se para desde el sofá.

La Vuelta a España 2025 debía terminar como siempre: con el pelotón entrando en Madrid, la Plaza de Cibeles llena de aficionados y el líder levantando los brazos en el podio. El guion estaba escrito. Pero este año, la última página no la firmó el ciclismo, sino la calle. La etapa final fue suspendida a 57 kilómetros de la meta por la irrupción de una manifestación propalestina que bloqueó el circuito urbano.

La protesta, convocada contra la presencia del equipo Israel – Premier Tech y en solidaridad con el pueblo palestino, transformó la fiesta deportiva en una jornada política. En lugar de banderas españolas y maillots de colores, lo que dominó el paisaje fueron pancartas y estandartes palestinos. Donde debía celebrarse la liturgia del deporte, resonaron consignas de justicia.


La irrupción en la Castellana

El desenlace fue tan inesperado como contundente. A medida que los ciclistas se aproximaban a Madrid, columnas de manifestantes sobrepasaron las vallas de seguridad y ocuparon la calzada. El asfalto reservado al pelotón se convirtió en escenario de protesta. El dispositivo policial no logró despejar la vía, y la organización, tras varios intentos por encontrar alternativas, tuvo que asumir la realidad: la etapa no podía continuar.

El final de la Vuelta, tradicionalmente convertido en escaparate televisivo para el turismo y las marcas, quedó reducido a un gesto administrativo: proclamar ganador a Jonas Vingegaard sin ceremonia, sin confeti y sin podio. El maillot rojo llegó a la historia por la puerta pequeña. Quien ocupó el lugar central en Madrid fue Palestina.


El deporte frente al espejo

Lo ocurrido dejó claro que el deporte nunca es neutral. Invitar a Israel – Premier Tech a la competición fue, en sí mismo, un gesto político: el blanqueamiento de un Estado denunciado por organismos internacionales y organizaciones de derechos humanos por la ocupación y represión del pueblo palestino. La protesta lo señaló con fuerza.

Durante unas horas, la Vuelta a España fue incapaz de sostener la ficción de que el ciclismo discurre en un vacío ajeno al mundo. Las imágenes mostraban que la realidad golpeaba con toda su crudeza: un pueblo bajo ocupación irrumpía en el corazón de un evento deportivo global para exigir visibilidad.

La Vuelta se vio atravesada por un conflicto que no puede maquillarse con retransmisiones ni con publicidad. La suspensión de la etapa fue un recordatorio de que ningún evento de masas está blindado frente a la política, y menos aún frente a la justicia.

La magnitud del acontecimiento fue tal que reordenó la agenda informativa. La protesta en Madrid no solo se coló en las portadas deportivas, sino que marcó la conversación política. Mientras la derecha madrileña, con Ayuso al frente, intentaba reducir lo sucedido a un problema de “orden público”, Pedro Sánchez capitalizaba la coyuntura: la visibilidad de Palestina en las calles y la necesidad de situar la justicia en el centro de la política.

Los grandes diarios internacionales también reflejaron el impacto. Le Monde habló de “la solidaridad de un país con Palestina transformando un evento global”. The Guardian remarcó que “el deporte quedó en segundo plano frente a un grito de justicia”. Incluso en Haaretz se reconocía que lo ocurrido en Madrid es prueba de la sensibilidad de la sociedad española hacia la causa palestina.

En España, elDiario.es colocaba la protesta en el corazón de su portada digital: la interrupción de la Vuelta, el choque institucional y la respuesta del Gobierno aparecían junto a otras piezas que orbitaban en la misma dirección —como la aparición de Javier Bardem en los Emmy con una kufiya palestina o los movimientos sociales contra los desahucios en Madrid—, configurando una portada donde la política, la cultura y la solidaridad se entrelazaban.


Una victoria moral

La interrupción de la carrera no fue una derrota de la afición, sino una victoria moral de la protesta. No hubo podio en Cibeles, pero sí una imagen que recorrió el mundo: la bandera palestina ocupando el espacio reservado al espectáculo deportivo.

En la memoria quedará que, por un día, la voz de un pueblo silenciado detuvo el pedaleo del deporte de élite. Que la visibilidad del ciclismo fue apropiada para dar eco a una causa que rara vez encuentra lugar en los grandes medios. Que Palestina, tantas veces relegada, se colocó en primera plana.


La Vuelta 2025 que pasará a la historia

El recuerdo de esta edición no estará en los puertos de montaña ni en el sprint más apretado. Estará en Madrid, en la suspensión de la etapa final, en la imagen de un pelotón detenido por la fuerza de la calle.

La Vuelta 2025 pasará a la historia como la que no pudo terminar en Cibeles. Como la que fue interrumpida por un clamor que exigía justicia para Palestina. Como la que demostró que el deporte, por mucho que intente esconderse tras la neutralidad, también es escenario de disputa.

En Madrid no ganó el ciclismo. Ganó Palestina.

Suscríbete, que es gratis

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Share the Post:

Otros Posts

Scroll al inicio
Ir al contenido