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Los mejores looks de la Met Gala 2025 según nuestra opinión

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Este año, la Met Gala no solo desplegó su ya habitual derroche de creatividad, lujo y teatralidad. En 2025, la alfombra del Museo Metropolitano de Nueva York se tiñó de historia, memoria y reivindicación con Superfino: Sastrería de Estilo Negro, la primera gran exposición del Instituto del Traje dedicada exclusivamente a diseñadores afroamericanos, y la primera en más de dos décadas centrada en la moda masculina.

Inspirada en el ensayo Slaves to Fashion de la académica Monica L. Miller, esta edición celebró el dandismo negro y su poderosa relación con la identidad diaspórica. Desde los trajes barrocos del siglo XVIII hasta las reinterpretaciones contemporáneas de la elegancia radical, la velada se convirtió en una pasarela de homenaje a la resistencia, al estilo como lenguaje y a la moda como espacio político.

Figuras como Janelle Monáe, Spike Lee, Simone Biles o Ayo Edebiri, parte del comité organizador, dejaron claro que esta gala no era solo una celebración estética, sino un acto de reconocimiento cultural. Porque, en esta ocasión, vestirse no fue solo vestirse: fue reclamar un lugar, escribir una historia y bordarla con orgullo.

Aquí te traemos nuestro top de los looks más memorables, audaces o simplemente inolvidables de la noche. Sin orden, sin jerarquías. Porque el estilo, cuando es auténtico, no se mide: se siente.

Lo de Teyana fue sencillamente magistral. La estructura del vestido rozaba la perfección: esas hombreras imponentes, las líneas precisas que esculpían la silueta, el juego de volúmenes… Cada detalle estaba medido con una elegancia feroz. El color, sobrio pero cargado de intención, aportaba profundidad, mientras que los accesorios —el sombrero y el bastón— no solo remataban el look, sino que lo anclaban con fuerza en la temática. Un homenaje impecable al dandismo negro, con presencia, fuerza y sofisticación. Top 3 indiscutible.

Diana Ross no necesita presentación, y una vez más lo dejó claro. Su presencia fue pura realeza, puro espectáculo. El look, coronado con ese derroche de plumas, fue una oda al glamour clásico, pero con ese giro teatral que solo una verdadera diva puede llevar con tanta naturalidad. Las plumas no fueron un adorno: fueron una declaración. Ella no solo entendió el tema, lo abrazó con elegancia y lo elevó con ese carisma que no se puede replicar. Simplemente divina.

Zendaya no solo entendió la temática: la encarnó. She understood the assignment en el sentido más literal. Su look fue una clase magistral de interpretación, de respeto al concepto y de potencia visual. Cada elemento del estilismo —desde la elección de las siluetas hasta los matices cromáticos y el dramatismo de los detalles— hablaba directamente con el espíritu del Black Dandyism. Fue teatral, fue elegante, fue histórico. Zendaya no se disfrazó: se transformó. Un slay absoluto.

Más allá del diseño —que ya de por sí era impecable—, lo que convirtió el look de Gigi en uno de los más significativos de la noche fue la historia que evocaba. Inspirado en el atuendo de una mujer negra que fue espía durante una de las guerras mundiales (posiblemente la Segunda), el vestido funcionaba como un homenaje elegante y poderoso a una figura silenciada por la historia. Un gesto sutil pero con una carga simbólica enorme.

Alton fue pura presencia. Su look destacaba por esa estructura afilada, elegante, desafiante. Fue moda masculina elevada a arte, y una de las mejores traducciones contemporáneas del dandismo que proponía la gala. Increíble.

A$AP Rocky volvió a demostrar que la sastrería es su territorio. No necesita excesos ni adornos cuando domina con tanta naturalidad el equilibrio entre elegancia y estilo urbano. Cada vez que pisa la Met, parece que la alfombra fuera suya.

Sabrina apostó por un look que, en principio, podría parecer más básico comparado con otras apuestas de la noche, pero que funcionó por su precisión: un body tipo tailored con cola integrada y, sobre todo, ese cuello estructurado que elevaba todo el conjunto. Fue una de esas apariciones que no hacen ruido, pero dejan huella.

El look de Bad Bunny respiraba sastrería negra, sí, pero con un giro delicioso: referencias al sur de Estados Unidos, a la estética tejana, a la herencia cultural de América Latina. Fue una declaración de estilo que conectó identidad, territorio y elegancia. Imposible no amarlo.

A veces no hace falta análisis. El look de Doechii fue tan potente, tan claro en su discurso estético, que solo queda aplaudir. Punto.

Lo suyo fue un desfile en sí mismo. La capa, el juego de estructuras, los tejidos, la forma en que el color recorría cada parte del conjunto… Todo hablaba de sofisticación, de historia y de moda con mayúsculas. Una aparición que roza lo perfecto.

Doja nunca decepciona, y esta vez volvió a comerse la alfombra con un look que gritaba diva retro desde el primer paso. Estética años 60/70, inspiración Rockettes, silueta felina y actitud arrolladora. Supo jugar con la temática desde un ángulo inesperado y absolutamente irresistible. Devora siempre.

Lo suyo fue una clase de precisión estructural. Más que los adornos, fue el corte, las mangas, la caída del pantalón. El traje hablaba en su propia arquitectura, en su porte y en su elegancia contenida. Sobria, poderosa, impecable.

Tessa eligió un look que apostaba todo a la forma, y ganó. Las líneas, los ángulos, la construcción del diseño… Todo respiraba diseño puro. Una aparición que demuestra que a veces no hacen falta adornos cuando el corte lo es todo.

Cardi entendió el assignment, se lo apropió y lo elevó a la categoría de espectáculo. Dramática, poderosa, sin fisuras. Fue el tipo de aparición que convierte a la Met en lo que es: una alfombra donde la moda se convierte en actuación.

Charli apostó por la originalidad, y fue un acierto total. Siguió la temática sin caer en lo obvio, con un look que ofrecía algo distinto, fresco y con intención. Una bocanada de aire creativo entre tanto dramatismo.

Rihanna volvió a hacerlo. Capas, superposiciones, texturas que se abrazaban entre sí para construir una silueta inolvidable. El look fue un desfile en sí mismo, sin una sola pega. Y encima embarazada, caminando como si el mundo fuera su pasarela. Icono eterno.

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