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Super Sara: Episodio 1, ella lo hizo, tu también

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Crítica: Súper Sara: Retrato íntimo y pop de la más grande – Filmtopia

El pasado 13 de junio se estrenó Súper Sara, la serie documental que Valeria Vegas dirige con mirada afilada y afectuosa para Max. Lo que en otras manos podría haber sido un homenaje excesivamente reverencial, aquí se convierte en una pieza lúcida y emocionante sobre una figura absolutamente única en la historia cultural española: Sara Montiel. Y su primer episodio es una declaración de principios: la historia de una mujer que, como apunta su sinopsis, “lo hizo todo antes que tú”.

Con tres episodios de 48 minutos y un coro de voces tan variado como significativo —Bibiana Fernández, Alaska, Loles León, José Bono, Boris Izaguirre, Jedet y Álex Saint, entre otros—, este primer capítulo se desliza entre el relato biográfico y la reflexión social. Porque Montiel no fue solo una actriz o cantante de éxito: fue una figura transgresora, adelantada a su tiempo en todos los sentidos posibles. Desde su salto a Hollywood hasta su regreso a una España franquista que no sabía cómo digerirla, pasando por su manera de hablar abiertamente de sexo, de adoptar hijos como madre soltera, o de hacer del artificio una forma de empoderamiento.

Una de las intervenciones más potentes emocionalmente del episodio es la de Álex Saint, artista, activista y actual referente del colectivo LGTBI. Saint cuenta cómo, desde Orihuela, veía a Sara como una figura de escape, como una fantasía de libertad posible. Lo que en su adolescencia fue una luz al fondo del túnel —una estrella que había salido de España para brillar sin pedir permiso—, hoy se ha invertido en forma de legado: “Si antes era ella el referente que me permitió soñar con salir de Orihuela, ahora soy yo el referente que permite a otras personas LGTBI salir de allí”.

Esa cadena invisible de referentes, de luchas, de visibilidades que se heredan, resume muy bien lo que Súper Sara pone en juego. Porque Montiel no fue solo un mito pop o una diva kitsch, como a menudo la han querido reducir. Fue una mujer política, aunque no lo pretendiera. Fue política su forma de vestir, de hablar, de cantar con descaro letras sensuales en una dictadura. Fue política su ambigüedad sexual, su desafío a las normas del cuerpo y de la edad, su negativa rotunda a envejecer como mandaba el canon.

Valeria Vegas —cuya trayectoria demuestra una sensibilidad extraordinaria para rescatar figuras esenciales para la historia LGTBI+ en España— firma aquí un trabajo potente, cuidado y profundamente respetuoso. El montaje de Ángela Mata da agilidad a un relato que se apoya en imágenes de archivo, fragmentos de películas, apariciones televisivas y entrevistas que combinan la anécdota personal con la mirada estructural. No se trata solo de recordar, sino de interpretar.

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El testimonio de Jedet, que rescata a Montiel como icono queer y como figura maternal para generaciones de personas trans y maricas, dialoga perfectamente con las intervenciones de figuras como Loles León, Bibiana Fernández o Alaska. Juntas, construyen un retrato que no idealiza ni simplifica: muestra las contradicciones, los excesos, las sombras y, sobre todo, la potencia de una mujer que fue espectáculo y escándalo, pero también inteligencia, intuición y voluntad.

Sara Montiel fue la actriz española mejor pagada de su época. Fue la que cruzó el Atlántico antes que nadie, la que firmó contratos millonarios, la que manejó su carrera con una lucidez empresarial insólita en su tiempo. Fue la que eligió casarse y divorciarse —cuatro veces— cuando aún era un tabú. La que fumó, cantó y coqueteó delante de las cámaras sin esconderse. La que vivió como quiso.

Súper Sara no trata de explicar a Montiel. La deja brillar. Y, en ese brillo, cada una de las personas que aparece en el documental se reconoce. Porque, como bien se desprende de las palabras de Álex Saint, hay algo profundamente emancipador en saberse heredera de esa libertad. Sara no necesitó discursos: su existencia fue el gesto. Y hoy, décadas después, sigue siendo ejemplo y refugio para quienes siguen soñando con salir de sus propias “Orihuelas”.

Este primer episodio deja claro que Súper Sara no es solo un documental. Es una respuesta: a la invisibilidad, al olvido, al ninguneo cultural. Es un gesto político y poético. Una forma de decir que nuestras estrellas también hicieron historia. Y que merecen ser contadas como lo que fueron: poderosas, imperfectas, inolvidables.

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