
Los jóvenes españoles de entre 14 y 24 años se han consolidado como el grupo poblacional que más lee en el país. Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2024, un 75,3% de ellos dedica parte de su tiempo libre a los libros. Este porcentaje destaca frente al 65% de la población mayor de 14 años que se considera lectora habitual. Aunque el porcentaje general resulta alentador, un 34,5% admite no leer, principalmente por falta de tiempo.
Uno de los aspectos más notables de este análisis es el auge de la lectura digital, que ya alcanza al 31,7% de los encuestados, impulsada en parte por el crecimiento de los audiolibros, que representan un 8%. Este formato atrae particularmente a los más jóvenes por su accesibilidad y facilidad de integrarse en la vida diaria. Sin embargo, el informe también destaca una brecha de género: las mujeres leen más que los hombres en todas las franjas de edad.
Las razones detrás de la falta de lectura son variadas, pero la falta de tiempo prevalece, especialmente entre personas de entre 25 y 65 años, a menudo ocupadas por sus responsabilidades laborales y familiares. Este grupo sugiere una oportunidad para desarrollar iniciativas que promuevan la lectura entre aquellos con horarios más apretados, como apps de lectura rápida o formatos de microhistorias.
Aún así, iniciativas culturales y tecnológicas están trabajando para democratizar el acceso a los libros y fomentar el hábito lector en todos los sectores de la sociedad. Ejemplos de estas iniciativas incluyen bibliotecas digitales, programas de descuento en librerías y el auge de las redes sociales literarias, donde los lectores comparten y discuten sus lecturas favoritas.
El papel de las bibliotecas, las redes sociales y los clubes de lectura también ha sido esencial en el mantenimiento y el crecimiento del interés por los libros, especialmente entre los más jóvenes. Este escenario demuestra que, a pesar de los retos que plantea el mundo digital, la lectura sigue siendo una actividad viva y relevante en España, liderada por una generación conectada, inquieta y culturalmente activa.
La consolidación de hábitos lectores en los más jóvenes, acompañada por los avances tecnológicos, sienta una base esperanzadora para el futuro cultural del país. Ahora más que nunca, fomentar la lectura es una inversión en el desarrollo personal y social de las nuevas generaciones.