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Hoy, 21 de abril de 2025, España celebra el vigésimo aniversario de una de las reformas más significativas en su historia legislativa: la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Este acontecimiento no solo representa un avance legal, sino también un cambio profundo en la concepción social de los derechos humanos, que cimentó un camino hacia la igualdad y el respeto por la diversidad sexual en el país. El matrimonio igualitario, que entró en vigor el 3 de julio de 2005, es ahora un pilar fundamental de la inclusión social y el reconocimiento de los derechos LGTBI+ en España.
El proceso hacia la legalización del matrimonio igualitario en España estuvo marcado por años de activismo, visibilidad y lucha por los derechos civiles. Aunque la discriminación por orientación sexual estaba presente en la sociedad española de forma estructural, la década de los 90 y principios de los 2000 fue clave para la visibilidad del colectivo LGTBI+. Durante esos años, colectivos y asociaciones como la FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales) y COGAM (Colectivo de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales de Madrid) jugaron un papel esencial en la visibilización de la causa y en la presión hacia el Gobierno para lograr cambios legislativos.
El paso definitivo hacia la legalización se dio en un contexto de creciente apoyo social y un cambio generacional que abogaba por una mayor apertura hacia los derechos de las personas LGTBI+. La sociedad española, aún marcada por la herencia del franquismo, comenzaba a dejar atrás los prejuicios y la homofobia que habían sido la norma en épocas pasadas. Además, en ese período, el panorama político estaba marcado por la llegada al poder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la figura de José Luis Rodríguez Zapatero, quien asumió la presidencia del Gobierno en 2004 con un claro compromiso con los derechos sociales.
El debate parlamentario y la lucha por la igualdad
En 2005, el Gobierno de Zapatero asumió como una de sus promesas más firmes la aprobación de la ley que permitiría el matrimonio entre personas del mismo sexo. El 21 de abril de ese año, el Congreso de los Diputados aprobó la reforma del Código Civil que otorgaba a las parejas del mismo sexo los mismos derechos que las parejas heterosexuales en términos de matrimonio, herencia, adopción y pensión de viudedad. A pesar de la fuerte oposición del Partido Popular (PP), que no solo vetó la reforma sino que también movilizó una campaña de rechazo en las calles, el Congreso ratificó la ley y el Senado no pudo impedir su aprobación definitiva en junio de 2005.
El debate sobre el matrimonio igualitario fue, por tanto, un terreno de lucha política, social y moral, en el que se pusieron en juego no solo derechos legales, sino también valores de convivencia, respeto y aceptación. Las críticas de los sectores más conservadores, incluida la Iglesia Católica, se enfocaron en la «alteración» de lo que consideraban una institución «natural», pero la presión del movimiento LGTBI+, de feministas y de amplios sectores progresistas de la sociedad, logró finalmente que la ley fuera una realidad.
El impulso que permitió la aprobación de la ley fue liderado por figuras fundamentales del activismo LGTBI+ y por la valentía de muchos militantes que, durante años, lucharon por la visibilidad de sus derechos. Entre ellos destaca Pedro Zerolo, quien fue uno de los máximos exponentes del activismo en favor del matrimonio igualitario. Su figura no solo representaba la lucha por la igualdad de derechos, sino que encarnaba el amor por una sociedad inclusiva y abierta.
Zerolo, miembro destacado del PSOE y concejal del Ayuntamiento de Madrid, se convirtió en uno de los principales defensores del matrimonio igualitario. Sus intervenciones públicas, sus discursos y su inquebrantable fe en la capacidad de la sociedad para avanzar fueron fundamentales en el camino hacia la legalización. Zerolo se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos LGTBI+ y, en 2005, su trabajo y el de muchos otros activistas, se materializó en el triunfo legislativo que hoy celebramos.
José Luis Rodríguez Zapatero, en su discurso ante el Congreso, también fue clave en este proceso. El 30 de junio de 2005, el presidente español proclamó, visiblemente emocionado, que el amor y la dignidad humana debían ser protegidos y que la ley debía reflejar la igualdad de todas las personas. Su intervención es recordada como un momento histórico que consolidó el avance de la ley, subrayando que el amor entre personas del mismo sexo debía ser igual al de cualquier otra pareja.
El impacto de la ley: Un cambio social profundo
La aprobación del matrimonio igualitario en España tuvo un impacto inmediato en la vida de miles de personas. A partir de 2005, las parejas del mismo sexo pudieron casarse y acceder a todos los derechos que antes solo estaban disponibles para las parejas heterosexuales. La adopción conjunta, que antes estaba vedada para las parejas homosexuales, también se reconoció como un derecho, lo que permitió a muchas familias formadas por personas LGTBI+ poder criar hijos e hijas con el mismo estatus legal que cualquier otra familia.
El impacto social fue igualmente profundo. El matrimonio igualitario cambió la percepción que la sociedad tenía sobre las personas LGTBI+. La visibilidad de estas parejas, la aceptación del amor en todas sus formas y la apertura de la sociedad española hacia la diversidad, fueron procesos facilitados por esta reforma legal. España, al ser uno de los primeros países en adoptar esta medida, se posicionó como líder en la lucha por los derechos LGTBI+ a nivel mundial. La legalización del matrimonio igualitario fue, por tanto, una confirmación del compromiso de España con los derechos humanos y la justicia social.
En 2025, el 20º aniversario de la ley del matrimonio igualitario se celebra con una serie de actos institucionales y culturales en todo el país. El Ministerio de Igualdad ha destinado una campaña conmemorativa que busca resaltar la importancia de esta conquista, tanto para las personas LGTBI+ como para la sociedad en su conjunto. El lema “20 años de amor, 20 años de igualdad” invita a reflexionar sobre los logros alcanzados y los retos que aún persisten.
Uno de los eventos más destacados de este aniversario es la exposición “20 Años. 4 Voces. 1 Derecho. Celebrando la igualdad” en el Centro Niemeyer de Avilés, en el marco del X Festival de Cine LGTBI de Asturias. En esta muestra, se reúnen testimonios de personas que vivieron en primera persona la lucha por la legalización, así como una reflexión sobre el estado actual de los derechos LGTBI+ en España.
Desafíos y un futuro por construir
A pesar de los avances conseguidos, el matrimonio igualitario no es un derecho consolidado de forma universal ni en todos los países. A nivel global, aún existen grandes retos para lograr la plena igualdad. En muchos lugares, las personas LGTBI+ siguen siendo perseguidas, discriminadas y, en algunos casos, criminalizadas. Es por ello que este aniversario no solo celebra una victoria histórica, sino que también invita a reflexionar sobre lo que aún falta por lograr.
El legado del matrimonio igualitario en España es, sin duda, un símbolo de lo que se puede conseguir cuando la política, el activismo y la sociedad se unen en defensa de los derechos humanos. La celebración de estos 20 años es un recordatorio de que la lucha por la igualdad y la justicia no termina nunca, y que el futuro sigue siendo una construcción colectiva que debe incluir a todas las personas, sin excepción.
Así, veinte años después, el matrimonio igualitario sigue siendo un derecho fundamental que garantiza la igualdad y la libertad para todas las personas, sin importar su orientación sexual. Esta victoria es la prueba de que el amor y la dignidad deben ser reconocidos siempre, y que los derechos humanos son universales.